sábado, 5 de enero de 2008

Acabo de ver un rostro.....

¿Por que hice el blog? para que tal vez un alma perdida que ande dando vuekltas x ahi pase y diga: fa este pive dice cosas copadas, o mira q bueno esto o mmm... no concuerdo con el o esta peli pinta buena o nunka habvia pensado en esto..... q a alguien le interese lo q a mi me apasiona, q vea las cosas q nol se muestren, q escuche las cosas q mno t hacen oir.....

No fue un fracaso pero creo q me sirvio mas a mi q a otras personas.... aunq quiero creer q a alguien (y algunos) algo les movio.

Aunque me di ceunta q con esto creo q no alcanza.... los q me conocen saben q ando hablando y profesando estas cosas tanto como puedo..... y nio es q con esto desisto..... todqabia tenbgo la esperanza d cambiar las cosas y esto me ayudo a crecer y a darme cuent6a d mucho.... ademas d permitir expresarme libremente y exponer cosas q creo interesantes y q no todos pueden llegar a ver, oir, sentir.

Tal vez en un futuro vuelva a subir algo.... pero no creo q en estas vacaciones.... no creo q me extrañen mucho igual :P

Gracias a todos los q siempre me bancaron en esto (q los puedo contar con los dedos d una mano a ellos mil gracias

www.universolimbo.com creo q tenemos el mismo objetivo con darius y el lo esta desempeñando d gran manera y mejor q yo... gracias x todo dario!

gracias a vos q estas leyendo esto.... me voy x un rato.....

nunka sintieron un momento q son felicces? osea.... mas alla d todos los quilombos d la vcida cotidiana... dura un rato no mas pero es hermoso ese momento..... asi me siento ahora.... gracias a dios!

"Después de aquello, se hizo bastante tarde, y ambos nos teníamos que marchar, pero fue genial ver a Annie de nuevo. Me di cuenta de la maravillosa persona que era y... y de cuanta diversión me había aportado conocerla. Y entonces pensé en aquel viejo chiste, ¿sabes? Este tipo que va al psiquiatra y le dice “doctor, mi hermano está loco; ¡cree que es una gallina!” Y el doctor le dice “¿y por qué no le interna?” y el tipo le dice “Lo haría, ¡pero necesito los huevos!”. Bueno, creo que eso expresa justo como me siento con respecto a las relaciones: ¿sabes? son totalmente irracionales, excéntricas y absurdas y… pero bueno, supongo que seguimos en ellas porque la mayoría de nosotros necesitamos los huevos."

Gracias a dios q podemos conseguir los huevos de vez en cuando....

Gracias

4 comentarios:

-.Lu dijo...

aveces me das miedo.
porque sos en alguna parte igual que yo
y no me gustaria que termines como yo
te amo tomy
i vamos a cambiar el mundo!

Darío C. Carzino dijo...

Hey Tom...acabo de llegar de vacaciones y que me encuentro...con un extraño "more" pesimista y "leo entre líneas" una especie de despedida del blog....no brother, no jodas el blog es tuyo pero el blog sos vos...son tus pensamientos, tus maneras de escuchar música, tus pelis, tus contradicciones, tus visiones del mundo, tus cuentos y poesías, tus guiones.....el blog es tu bitacora de viajes, tu diario personal....podes no tener ganas de escribir, a todos nos pasa, pero ya volveran...es hora de tomarse unas vacaciones y nunca sientas la obligación de postear, hacelo libremente porque para ella estan los blogs....y te invito a seguir peleando por una manera de pensar distinta y que haga mejor al mundo....ESO NO LO PODEMOS ABANDONAR ES UN COMPROMISO DE VIDA!!!! Todo lo mejor Tomy y sabes que te kiero mucho!!! Felices Vacaciones!!!!

Anónimo dijo...

porq renunciar a esto que te gusta tanto? porq dejar de escribir aca, de publicar tus pelis, de decir lo que te gusta, lo que no?
aguante tu blog. aguante vos. aguante tu manera de ver la vida. tus pelis. tu musica. tu cabeza.
no l dejes man!
=)
sabes que siempre lo voy a leer.



y no, lunatic. gracias a vos. (totales)

Anónimo dijo...

Ha sido una victoria mundial de la poesía. En un siglo en que los vencedores son siempre los que sacan más votos, los que meten más goles, los hombres más ricos y las mujeres más bellas, es alentadora la conmoción que ha causado en el mundo entero la muerte de un hombre que no había hecho nada más que cantarle al amor. Es la apoteosis de los que nunca ganan.
Durante 48 horas no se habló de otra cosa. Tres generaciones -la nuestra, la de nuestros hijos y la de nuestros nietos mayores- teníamos por primera vez la impresión de estar viviendo una catástrofe común, y por las mismas razones. Los reporteros de la televisión le preguntaron en la calle a una señora de ochenta años cuál era la canción de John Lennon que le gustaba más, y ella contestó, como si tuviera quince: “La felicidad es una pistola caliente”. Un chico que estaba viendo el programa dijo: “A mí me gustan todas”. Mi hijo menor le preguntó a una muchacha de su misma edad por qué habían matado a John Lennon, y ella le contestó, como si tuviera ochenta años, “porque el mundo se está acabando”.
Así es: la única nostalgia común que uno tiene con sus hijos son las canciones de los Beatles. Cada quien por motivos distintos, desde luego, y con un dolor distinto, como ocurre siempre con la poesía. Yo no olvidaré nunca aquel día memorable de 1963, en México, cuando oí por primera vez de un modo consciente una canción de los Beatles. A partir de entonces descubrí que el universo estaba contaminado por ellos. En nuestra casa de San Angel, donde apenas si teníamos dónde sentarnos, había sólo dos discos: una selección de preludios de Debussy y el primer disco de los Beatles. Por toda la ciudad, a toda hora, se escuchaba un grito de muchedumbres: Help, I need somebody. Alguien volvió a plantear por esa época el viejo tema de que los músicos mejores son los de la segunda letra del catálogo: Bach, Beethoven, Brahms y Bartok. Alguien volvió a decir la misma tontería de siempre: que se incluyera a Bosart. Alvaro Mutis, que como todo gran erudito de la música tiene una debilidad irremediable por los ladrillos sinfónicos, insistía en incluir a Bruckner. Otro trataba de repetir otra vez la batalla en favor de Berlioz, que yo libraba en contra porque no podía superar la superstición de que es un oiseau de malheur, es decir, un pájaro de mal agüero. En cambio, me empeñé desde entonces en incluir a los Beatles.
Emilio García Riera, que estaba de acuerdo conmigo y que es un crítico e historiador de cine con una lucidez un poco sobrenatural, sobre todo después del segundo trago, me dijo por esos días: “Oigo a los Beatles con un cierto miedo, porque siento que me voy a acordar de ellos por todo el resto de mi vida”. Es el único caso que conozco de alguien con bastante clarividencia para darse cuenta de que estaba viviendo el nacimiento de sus nostalgias. Uno entraba entonces en el estudio de Carlos Fuentes, y lo encontraba escribiendo a máquina con un solo dedo de una sola mano, como lo ha hecho siempre, en medio de una densa nube de humo y aislado de los horrores del universo con la música de los Beatles a todo volumen.
Como sucede siempre, pensábamos entonces que estábamos muy lejos de ser felices, y ahora pensamos lo contrario. Es la trampa de la nostalgia, que quita de su lugar a los momentos amargos y los pinta de otro color, y los vuelve a poner donde ya no duelen. Como en los retratos antiguos, que parecen iluminados por el resplandor ilusorio de la felicidad, y en donde sólo vemos con asombro cómo éramos de jóvenes, y no sólo los que estábamos allí, sino también la casa y los árboles del fondo, y hasta las sillas en que estábamos sentados. El Che Guevara, conversando con sus hombres alrededor del fuego en las noches vacías de la guerra, dijo alguna vez que la nostalgia empieza por la comida. Es cierto, pero sólo cuando se tiene hambre. En cambio, siempre empieza por la música. En realidad, nuestro pasado personal se aleja de nosotros desde el momento en que nacemos, pero sólo lo sentimos pasar cuando se acaba un disco.
Esta tarde, pensando todo esto frente a una ventana lúgubre donde cae la nieve, con más de cincuenta años encima y todavía sin saber muy bien quién soy, ni qué carajo hago aquí, tengo la impresión de que el mundo fue igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo cambió entonces. Los hombres se dejaron crecer el cabello y la barba, las mujeres aprendieron a desnudarse con naturalidad, cambió el modo de vestir y de amar, y se inició la liberación del sexo y de las drogas para soñar. Fueron los años fragorosos de la guerra de Vietnam y la rebelión universitaria. Pero, sobre todo, fue el duro aprendizaje de una relación distinta entre los padres y los hijos, el principio de un nuevo diálogo entre ellos que había parecido imposible durante siglos.
El símbolo de todo esto -al frente de los Beatles- era John Lennon. Su muerte deja un mundo distinto poblado de imágenes hermosas. En Lucy in the sky, una de sus canciones más bellas, queda un caballo de papel periódico con una corbata de espejos. En Eleanor Rigby -con un bajo obstinado de chelos barrocos- queda una muchacha desolada que recoge el arroz en el atrio de una iglesia donde acaba de celebrarse una boda. “¿De dónde vienen los solitarios?”, se pregunta sin respuesta. Queda también el padre Mac Kensey escribiendo un sermón que nadie ha de oír, lavándose las manos sobre las tumbas, y una muchacha que se quita el rostro antes de entrar en su casa y lo deja en un frasco junto a la puerta para ponérselo otra vez cuando vuelva a salir. Estas criaturas han hecho decir que John Lennon era un surrealista, que es algo que se dice con demasiada facilidad de todo lo que parece raro, como suelen decirlo de Kafka quienes no lo han sabido leer. Para otros, es el visionario de un mundo mejor. Alguien que nos hizo comprender que los viejos no somos los que tenemos muchos años, sino los que no se subieron a tiempo en el tren de sus hijos.



no pude evitarlo. lo vi y te lo tenia q pasar ^^